Metáfora y Metonimia




Por Textos de Psicología
6.12.09
2 de Mayo de 1956


Pero, ¿qué es una metáfora?

Introduzco aquí un orden de interrogación hacia el cual nunca antes se atrajo vuestra atención.

La metáfora no es una cosa sobre la cual hablar sea lo más fácil del mundo. Bossuet dice que es una comparación abreviada. Todos saben que esto no es enteramente satisfactorio, y, creo que, a decir verdad, ningún poeta lo aceptaría. Cuando digo ningún poeta, es porque podría ser una definición del estilo poético decir que éste comienza con la metáfora, y que allí donde no hay metáfora, tampoco hay poesía.

No hay comparación sino identificación. La dimensión de la metáfora debe sernos de acceso menos difícil que a otros, con la sola condición de que reconozcamos cómo la llamamos habitualmente, a saber, identificación. Pero esto no es todo: el uso que aquí hacemos del término de simbólico lleva de hecho a reducir su sentido, a designar la sola dimensión de metáfora del símbolo.

La metáfora supone que una significación es el dato que domina y desvía, rige el uso del significante, de tal manera que todo tipo de conexión preestablecida, diría léxical, queda desanudada.

Su dimensión de similitud es, sin duda, lo más cautivante del uso significativo del lenguaje, que domina hasta tal punto la aprehensión del juego del simbolismo que enmascara la existencia de la otra dimensión, la sintáctica. Sin embargo, esta frase perdería toda especie de sentido si mezcláramos el orden de las palabras.

Cuando se habla de simbolismo se descuida la dimensión vinculada a la existencia del significante, a la organización del significante.

Si un aspecto, tardío, de la investigación analítica, el concerniente a la identificación y al simbolismo, está del lado de la metáfora, no descuidemos el otro, el de la articulación y la contigüidad, con lo que en él se esboza de inicial y de estructurante en la noción de causalidad. La forma retórica que se opone a la metáfora tiene un nombre: se llama metonimia. Designa la sustitución de algo que se trata de nombrar: estamos en efecto a nivel del nombre. Se nombra una cosa mediante otra que es su continente, o una parte de ella, o que está en conexión con ella.

La oposición de la metáfora y la metonimia es fundamental, ya que lo que Freud originalmente colocó en un primer plano en los mecanismos de la neurosis, al igual que en los fenómenos marginales de la vida normal o el sueño, no es ni la identificación ni la dimensión metafórica.

Todo lo contrario. De manera general, lo que Freud llama condensación en retórica se llama metáfora; lo que llama desplazamiento, es la metonimia. Por esta razón, al atraer la atención sobre el significante, no hacemos más que volver al punto de partida del descubrimiento freudiano.



El análisis lacaniano del signo lingüístico (verbal) subvierte los conceptos convencionales de Metáfora y Metonimia –sin perjuicio de su carácter de figuras retóricas. De simple maniobra intelectual de “selección y combinación” de términos el origen de la Metáfora es relacionado con la condensación (siguiendo la terminología utilizada por Sigmund Freud,

1900-1901): la irrupción no deliberada en una cadena significante de un Significante que llega de otra cadena, en ese punto de intersección la “barrera” es franqueada, perturbando los significados de la primera cadena produciéndose un efecto poético de no-sentido.

En cuanto a la Metonimia, en tanto desplazamiento (siguiendo la terminología freudiana antes citada), además de remitir a un término por relaciones de contigüidad, señala la función esencial de la ausencia del objeto (objeto a en la escritura lacaniana) en el interior de la cadena significante.



En tanto el “signo” siempre está en lugar de algo diferente de sí mismo su dialéctica puede ser entendida como equivalente  a la de las figuras retóricas sustitutivas, metáforas y metonimias. En el caso particular del Lenguaje Verbal los significados o conceptos –inmateriales por definición– han sido sustituidos por significantes dotados de materialidad de manera arbitraria, a lo largo de procesos históricos de consenso y coerción social. 

La relación entre la imagen icónica y la identidad se produce mediante una operación retórica de Sustitución que da por resultado una metonimia o sinécdoque: el objeto representado, mediante el recurso del desplazamiento, (Freud, S., 1900/1901) participa por contigüidad temporal o espacial del entorno –conceptual, social, físico– de la empresa, institución, producto o servicio.

Fuente: http://textosdepsicologia.blogspot.com.ar/2009/12/lacan-j-metafora-y-metonimia.html

Fuente: http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/vista/detalle_articulo.php?id_libro=162&id_articulo=6095
-------------------------------------------------------------------------------------------------
Tierra de nadie.

Una molesta introducción al estudio del Diseño

Gustavo A. Valdés de León


  

4. El análisis lacaniano del signo lingüístico (verbal) subvierte los conceptos convencionales

de Metáfora y Metonimia –sin perjuicio de su carácter de figuras retóricas. De simple

maniobra intelectual de “selección y combinación” de términos el origen de la Metáfora es

relacionado con la condensación (siguiendo la terminología utilizada por Sigmund Freud,

1900-1901): la irrupción no deliberada en una cadena significante de un Significante que

llega de otra cadena, en ese punto de intersección la “barrera” es franqueada, perturbando

los significados de la primera cadena produciéndose un efecto poético de no-sentido.

En cuanto a la Metonimia, en tanto desplazamiento (siguiendo la terminología freudiana

antes citada), además de remitir a un término por relaciones de contigüidad, señala la

función esencial de la ausencia del objeto (objeto a en la escritura lacaniana) en el interior

de la cadena significante. 

10. Simbólicas

Se incluyen aquí a las marcas cuya representación icónica tiene como referente un objeto

material, real o imaginario, cuyos atributos, debidamente convencionalizados, se desea

asociar por comparación implícita con la empresa, institución, producto o servicio. La correcta

interpretación del ícono por parte del usuario estará sujeta a su competencia lingüística

y a la información que disponga, en especial cuando la relación es de carácter literario

o mitológico: el sembrador que va arrojando semillas en los surcos (Editorial Labor), la

joven que esparce al viento los pétalos de una flor (Diccionario Larousse), las sandalias

aladas de Hermes (Good Year).

La figura retórica implementada es la metáfora (resultado de un proceso de condensación,

Freud, S., Ob. cit): la identidad está representada por un objeto cuyos atributos, imaginarios

y convencionalizados, han sido transferidos a la empresa que los hace suyos en la

Marca: la fuerza y el señorío del león (Peugeot), el poder imperial del águila (Boston Bank),

los movimientos rápidos del delfín y la solidez metálica del ancla representando, respectivamente,

lo efímero de la palabra hablada y lo perdurable de la palabra impresa, en la

clásica marca de Aldo Manuzzio.

Como norma general los Signos pueden ser descriptos como la expresión lingüística, verbal

y no-verbal, de la tercera operación retórica o Sustitución. En tanto el “signo” siempre

está en lugar de algo diferente de sí mismo su dialéctica puede ser entendida como equivalente

a la de las figuras retóricas sustitutivas, metáforas y metonimias. En el caso particular

del Lenguaje Verbal los significados o conceptos –inmateriales por definición– han sido

sustituidos por significantes dotados de materialidad de manera arbitraria, a lo largo de

procesos históricos de consenso y coerción social.

1 comentario:

Nombre:
Carrera:
Tema: